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sábado, 21 de febrero de 2009

Leopoldo María Panero


20.000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO


Como un hilo o aguja que casi no se siente
como un débil cristal herido por el fuego
como un lago en que ahora es dulce sumergirse
oh esta paz que de pronto cruza mis dientes
este abrazo de las profundidades
luz lejana que me llega a través de la inmensa lonja de
la catedral desierta
quién pudiera quebrar estos barrotes como espigas
dejadme descansar en este silencioso rostro que nada
exige
dejadme esperar el iceberg que cruza callado el mar sin
luna
dejad que mi beso resbale sobre su cuerpo helado
cuando alcance la orilla en que sólo la espera es posible
oh dejadme besar este humo que se deshace
este mundo que me acoge sin preguntarme nada este
mundo de titíes disecados
morir en brazos de la niebla
morir sí, aquí, donde todo es nieve o silencio
que mi pecho ardiente expire tras de un beso a lo que
es sólo aire
más allá el viento es una guitarra poderosa pero él no
nos llama
dejadme entonces besar este astro apagado traspasar el
espejo y llegar así adonde ni siquiera el suspiro es
posible
donde sólo unos labios inmóviles
ya no dicen o sueñan
y recorrer así este inmenso Museo de Cera deteniéndome
por ejemplo en las plumas recién nacidas
o en el instante en que la luz deslumbra a la crisálida
y algo más tarde la luna y los susurros
y examinar después los labios que fulgen
cuando dos cuerpos se unen formando una estrella
y cerrar por fin los ojos cuando la mariposa próxima a
caer sobre latierra sorda quiere en vano volver sus alas hacia lo verde
que ahora la desconoce
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A FRANCISCO

Suave como el peligro atravesaste un día
con tu mano imposible la frágil medianoche
y tu mano valía mi vida, y muchas vidas
y tus labios casi mudos decían lo que era el pensamiento.
Pasé una noche a ti pegado como a un árbol de vida
porque eras suave como el peligro,como el peligro de vivir de nuevo.

(de Last night together)
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HEMBRA...
Hembra que entre mis muslos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.

(de El último hombre)
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A QUIEN ME LEYERE
LOS LIBROS caían sobre mi máscara (y donde había un rictus de viejo
moribundo), y las palabras me azotaban y un remolino de gente gritaba contra los
libros, así que los eché todos a la hoguera para que le fuego deshiciera las
palabras...
Y salió un humo azul diciendo adiós a los libros y a mi mano que escribe:
“Rumpete libros, ne rumpant anima vestra”: que ardan, pues, los libros en los jardines y
en los albañales y que se quemen mis versos sin salir de mis labios:
el único emperador es el emperador del helado, con su sonrisa tosca, que imita a
la naturaleza y su olor a queso podrid y vinagre. Sus labios no hablan y ante esa mudez
me asombro, caigo estático de rodillas, ante el cadáver de la poesía.
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A MI MADRE
(reivindicación de la hermosura)
Escucha en las noches cómo se rasga la seda
y cae sin ruido la taza de té al suelo
como una magia
tú que sólo palabras dulces tienes para los muertos
y un manojo de flores llevas en la mano
para esperar a la Muerte
que cae de su corcel, herida
por un caballero que la apresa con sus labios brillantes
y llora por las noches pensando que le amabas,
y dice sal al jardín y contempla cómo caen las estrellas
y hablemos quedamente para que nadie nos escuche
ven, escúchame hablemos de nuestros muebles
tengo una rosa tatuada en la mejilla y un bastón con
empuñadura en forma de pato
y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra
y ahora que el poema expira
te digo como un niño, ven
he construido una diadema
(sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)
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EL LAMENTO DE JOSÉ DE ARIMATEA
No soporto la voz humana,
mujer, tapa los gritos del
mercado y que no vuelva
a nosotros la memoria del
hijo que nació de tu vientre.
No hay más corona de
espinas que los recuerdos
que se clavan en la carne
y hacen aullar como
aullaban
en el Gólgota los dos ladrones.
Mujer,
no te arrodilles más ante
tu hijo muerto.
Bésame en los labios
como nunca hiciste
y olvida el nombre
maldito
de Jesucristo.
Danza en la nieve
mujer maldita
danza hasta que tus pies
descalzos sangren,
el Sabbath ha empezado
y en las casas tranquilas
de los hombres
hay mucho más
lobos que aquí.
Luego de bailar toca
la nieve: verás que es buena
y que no quema tus manos
como la hoguera
en la que tanta belleza
arderá algún día.
Partiendo de los pies
hasta llegar al sexo
y arrasando los senos
y chamuscando el pelo
con un crujido como de
moscas al estallar en la
vela.
Así arderá tu cuerpo
y del Sabbath quedará
tan sólo una lágrima
y tu aullido.

(de Poemas del Manicomio de Mondragón)
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"Sólo quiero para mí esta alegría, este resplandor, este silencio de Rimbaud y este gesto en mitad del silencio. Llegaré a tener la nobleza de no volver a escribir. Pero la mano aún repta silenciosa sobre el papel, sin poder evitarlo, dominada y precisa en sus movimientos de monstruo."

"España es el inmenso cadáver de Dios, como decía yo en un mal poema, 'Dios se suicidó al crear'."

"España es una máscara del lenguaje y quizá el mundo lo sea también."

"El principio de la realidad es siempre el principio de la crueldad..."
"La parábola del diccionario es encontrar la palabra que se busca, cuando es otra la palabra que se lee, y el acto requiere entonces la misma frialdad que cualquier operación de cirugía."

"Kullervo, old boy, niño viejo que resucitas una y otra vez, a mi semejanza, escribiendo entre muerte y muerte. Ah tú, conocida virgen del silencio, con minúsculas, virgen de la ruina y del espanto, sabes bien que la literatura ha de ser adoración del espanto [...]."

(de Papá dame la mano que tengo miedo)